Vaya días...

“Últimamente he estado pasando por cosas que tu has pasado más que yo, ahora siento y entiendo lo que tu has sentido”, “Te admiro y te respeto”. Vaya... me dio risa ese comentario, bueno no risa me hizo sentir bien y a la vez fue como un “Lidia donde dejaste a esa de la que están hablando”, fue eso y por otro lado el hecho de haber estado platicando con mi incondicional amiga (ya me hacías falta bruta) el reaccionar un poco.
No estaba de lo mejor, trataba de mantenerme bien pero era inútil, miles de cosas revoloteaban en mi cabeza y me impedían estar tranquila... estos últimos días resalte a más no poder todos y cada unos de mis defectos y he de admitir que me llegue a catalogar como lo peor y entonces también empecé a enredarme en cosas que me habían dicho en el pasado y empecé a creérmelas, una vez más vi mi autoestima por los suelos y entonces me pregunte donde estaba esa “mujer fuerte” de la que la mayoría hablan.Sin duda aquella supo que palabras emplear y me dejo pensando, no estoy totalmente bien pero por lo menos lo peor ya paso... lo gracioso es el recibir comentarios como el que esta al principio, que fue seguido también por otra personita que andaba algo triste y estuvo platicando conmigo y me dice “es extraño, siempre estoy segura de que las cosas son de dicha manera y de alguna forma siempre me haces que termine viéndolas desde otro punto de vista” yo sólo me reí, es decir, la mayoría de mis “amistades” podría decirse se acercan a mi cuando traen algo en busca de un “buen” consejo... y es entonces donde entra la cuestión ¿cómo es que soy capaz de darle un consejo a los demás y no puedo darme uno a mi misma? Como decía la otra vez conversando con un par de amigas... siempre terminamos aplicando menos del 5% de los consejos que damos. Debería de alguna manera aplicarlos más en mi... digo también hay quien me aconseje, es sólo que espero que se empiecen a notar más los buenos resultados!